viernes, 18 de marzo de 2011

Ciclo de Cine: “Ozu, Mizoguchi, Dos Grandes Sensei”

El Dpto. De Letras de la Universidad Privada del Norte ofrece esta breve muestra con cuatro filmes de estos grandes maestros que merecen una relectura para entender su universalidad en lo japonés y sus características niponas en sus universalidades. Sensei. El ciclo se realiza todos los lunes a las 7: 27 p.m. en nuestra Sala de Conferencias. Ingreso gratuito.

Lunes 21 de marzo: LA VIDA DE OHARU (SAIKAKU ICHIDAI ONNA) KENJI MIZOGUCHI JAPÓN 1952.- Contundente y sorprendente película sobre el estudio de una geisha y su sufrida vida durante el siglo XVII, en un Japón aún medieval y en el que la estratificación social era prácticamente inamovible; en una sociedad tan rígida y machista, la mujer tenía escasos o nulos derechos en las decisiones que ella tomase para su vida. La costumbre de vender a las hijas ha estado tan extendida en nuestras sociedades que es así cómo podemos entender el sentido de las razones por las cuales el padre de la novia daba al novio no solo la virginidad intacta de su hija (a través del vestido blanco), sino que además pagaba los gastos de la fiesta de la boda, más una dote que le permitiera en un principio mantener a la nueva unión, sobre todo a la novia. Los matrimonios arreglados, las ventas de hijos e hijas, eran muy frecuentes. Siendo muy joven, nuestro director fue un testigo impotente de la venta de su hermana mayor, Suzu, para convertirse en geisha; esto nos permite entender esta franca y dolorosa película de una mujer, hija de un mercader, que intentó ser libre en el amor y caer en lo más bajo de estratificación social, solo apreciada por su cuerpo.

Lunes 28 de marzo: TOKIO MONOGATARI (CUENTOS DE TOKIO) YASUJIRO OZU JAPÓN 1953.- Este es uno de los mejores filmes de Ozu, una narración sencilla de una pareja de ancianos, que decide ir de visita a Tokio para ver a su hija mayor. Una serie de acontecimientos desagradables los impulsa a regresar, pero en el trayecto la esposa muere. El anciano tiene que enfrentar la soledad y surgen diversas propuestas. Este sencillo film es un extraordinario ejemplo de simplicidad y observación, involucrando a nosotros, los espectadores, como participantes de las historias al poner las cámaras a la altura de una persona sentada a la mesa, técnica muy recurrente de nuestro maestro, donde se desarrollan los diálogos o encuentros. Un film que muestra no sólo los choques generacionales, sino los culturales que agobiarán a Japón por muchas décadas. Estos choques han de originar algunos movimientos conservadores que proponían un retorno a las viejas tradiciones. Uno de estos fue el famoso escritor Yukio Mishima.

Lunes 04 de abril: UGETSU MONOGATARI (CUENTOS DE LA LUNA PÁLIDA) KENJI MIZOGUCHI 1953.- Una de las obras maestras que abrieron el occidente para el cine nipón. Está basada en una leyenda homónima del siglo XVI, obra de Akenari Ueda. La obra se centra en dos parejas de las cuales los varones deciden buscar el amor, la fortuna y el poder. Las mujeres abandonadas corre cada una de ellas una triste suerte entre la prostitución y la muerte, suerte que es desconocida por los díscolos maridos que se vieron de pronto arrastrados por la locura de las guerras civiles que asolaban la zona. La obra de por sí es redonda, bella, poética; un film con fantasmas que acompañan a los vivos, con lagos brumosos; pero hubo una propuesta que quizá hubiera ensombrecido esta obra maestra: el fin tiene una suerte de redención para ambos hombres, pero habían sugerido que ésta termine con un final más real, mostrando las miserias del hombre en su lujuria, ambición y podredumbre moral. Quizá hubiera tenido más éxito, tal como el mundo es.

Lunes 11 de abril: SANMA NO AJI (EL SABOR DEL SAKÉ) YASUJIRO OZU 1962.- Otro bello film de Ozu, que nos muestra la triste realidad de la vejez que tiene que enfrentarse a la soledad y el abandono. Un hombre viudo ve a su hija en edad casamentera y le propone que se case sabiendo que esta situación conllevará al abandono. Ozu es un maestro que desnuda las emociones más profundas, pero cotidianas de los hombres. Sus filmes no son complicados, son sencillos. Esa sencillez termina por demolernos; en este caso, es lo que puede suceder en nuestros hogares: el hombre viejo viendo que se le acerca la soledad se refugia en el alcohol.

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